martes, 7 de mayo de 2013

Ayer planté un árbol


Ayer planté un olmo
y de semejante ejercicio
resultaron una ampolla en mi mano izquierda
y un tronco débil, asustado,
temeroso de avanzar con sus raíces tierra adentro.

Contra la luz del atardecer de mayo,
limpio y naranja,
entre la hierba sin segar,
despuntan las cuatro ramas del joven olmo.
Plantar un árbol es plantar el tiempo.
Un pequeño triunfo contra la tiranía de la caducidad.



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