La tortuga Felipa
se queda frita
debajo de la cama
de la abuelita.
La abuela respira fuerte
y en sus sueños
la tortuga Felipa
sueña que la mecen.
A veces la abuela reza
y se duerme rezando,
Felipa estira la cabeza
y se coloca el rosario.
Por las mañanas
Felipa
que es muy educada
y muy lista
empuja las zapatillas
hasta los pies de la abuela.
Despacio despacio llega Felipa.
Despacio despacio mete el pie la abuela.
Y se sonríen
lentamente
gozosas de conocerse.
¡Por fin!, me gusta pero algunos versos están codificados...
ResponderEliminarMe alegra tu vuelta. Tus poesías casi siempre ponen una sonrisa en mi boca.
ResponderEliminarUn abrazo.