Teresita Guillén
tiene
un papá poeta,
un piano de seis notas
y unos versos de Federico.
En la tarde vallisoletana
Mademoiselle Teresita
toca su teclado en francés.
Para, niña, tus manos.
Para y escucha ese llanto.
Desvalidos y ancianos
lloran y lloran dos lagartos.
Han perdido su anillo, Teresita,
Que era su anillito de bodas,
ay, que era su anillito plomado.
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