El
tiempo crece marchito
pese
al repiqueteo de las primaveras
contra
los cristales.
Lejos
ya tu cuerpo del columpio vacío,
le
salió tristeza a la huerta y al membrillo.
Nuestros
días son las tareas
y
el oficio de estar vivos.
(poema de EL DOLOR DE LA IGUANA, elegía 3.0)
No hay comentarios:
Publicar un comentario